En el mundo andino todo lo conocido se expresa en pares. La unicidad es un estado transitorio camino al encuentro con algo más.
Todo lo que podemos concebir desde nuestra consciencia tiene siempre una dualidad. Incluso si nos ubicamos en nosotros mismos siempre va a haber un observador y un observado, en el fondo son uno mismo, pero se reconocen también por separado, es así en todos los aspectos de la vida.
La vida es movimiento, la oposición genera el movimiento y por ende la vida, es por eso que el cosmos se manifiesta como un espiral, de la misma forma que las partículas de los átomos. Por eso son complementarios, de esta manera no existe el conflicto, ni siquiera en nuestra mente o ante alguna adversidad como la enfermedad. Porque entendemos que todo llega para generar un movimiento, necesario para la preservación de la plenitud y el buen vivir.
En los relacionamientos será igual, nuestras diferencias pueden complementarse. La sexualidad es la manifestación física de ese dualismo complementario, entonces se puede canalizar el encuentro en pareja como una forma de transcender las oposiciones.
En la observación y veneración a los elementos naturales aprendemos sobre esta dualidad complementaria o paridad. Como es estudiando los ciclos del Sol y la Luna, los atributos de los cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego; y otras ritualidades que devienen del orden natural.
En la observación y veneración a los elementos naturales aprendemos sobre esta dualidad complementaria o paridad. Como es estudiando los ciclos del Sol y la Luna, los atributos de los cuatro elementos: aire, agua, tierra y fuego; y otras ritualidades que devienen del orden natural.
Nuestros ancestros tomaban también las decisiones a través del consenso, en donde la conversación es circular y se manifiestan los diferentes puntos de vista, evitando las conversaciones unidireccionales. Se entiende la razón y la verdad como un complemento entre las diferentes partes, en el presente, sin tomar atributos prestablecidos que son los que derivan en abusos de autoridad. Porque donde hay uno que tiene la razón hay otro que siempre está errado, entonces el entendimiento y práctica de la complementariedad es un camino para liberarnos del conflicto y reencontrarnos más con nuestra forma natural de ser.
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